Christian
Agrillo y su equipo investigaron la conducta del pez mosquito,
también llamado pez gambusino o gambusia ('Gambusia affinis'). Esta
especie, cuyos ejemplares miden entre cuatro y siete centímetros, de
agua dulce es originaria de Norteamérica (en concreto, del Golfo de
México) pero fue introducida en Europa hace casi un siglo.
Su
habilidad numérica se encuentra a la par de la de los monos, los
delfines y los niños de entre seis y doce meses.
"Hemos
aportado la primera prueba de que los
peces exhiben habilidades matemáticas rudimentarias",
ha señalado el psicólogo experimental Christian Agrillo, de la
Universidad de de Padua (Italia).
"Para protegerse de los predadores, estos peces tienden a formar grupos numerosos. A través de los experimentos de laboratorio hemos observado que colocando un pez frente a dos grupos de número diverso, el pez solitario reconoce el mayor y tiende a agregarse a ese", ha declarado Agrillo.
La decisión se produce siempre que el pez solitario debe escoger entre grupos de dos o tres miembros y de tres o cuatro. Sin embargo, cuando tiene que elegir entre grupos de cinco o seis, el pez solitario no llega a ser capaz de distinguir cuál de los dos es mayor.
No obstante, si la diferencia entre ambos grupos es muy grande, como cuando tiene que decidir entre grupos de ocho y dieciséis, el pez solitario es capaz de agregarse al más numeroso.
Los científicos han deducido a partir de estas observaciones que el Gambusia holbrooki sabe contar hasta cuatro y piensan que otras especies de peces también podrían hacer las mismas cuentas.
"Nuestra investigación nos ha llevado a establecer que los peces usan una especie de acumulador interno para distinguir el grupo más numeroso, o bien son capaces de estimar la cantidad de espacio que el grupo ocupa", ha explicado Agrillo.
Un experimento
realizado por Agrillo fue el relacionado con el acoso que sufrian las
hembras ye este fue el resultado:
Para
determinar si los peces tenían cabeza para los números, el equipo
hizo uso del hecho de que las hembras que estaban siendo acosadas por
un macho huían
hasta el mayor banco de peces cercano para refugiarse.
En
su experimento, la hembra de pez examinada se encontraba en un tanque
de agua central, separado de dos tanques adyacentes que contenían
bancos de peces de distintos tamaños y que ella podía ver. Cuando
era acosada, se dirigía al más grande,
incluso cuando no podía unirse a los peces que lo componían.
Los
investigadores mostraron que el pez podría distinguir entre bancos
que contenían uno o dos peces, dos o tres peces y tres o cuatro
peces. Pero no podían diferenciar entre bancos de cuatro o cinco.
A
mayores magnitudes,la
diferencia entre los bancos ha de ser también mayor para
que la hembra de pez tome una decisión coherente.
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